Sí, no es broma, un ángel de verdad se me apareció. Andaba muy despreocupado caminando con mi novia y de pronto alguien pasó corriendo y me empujó, el impertinente continúo a toda prisa sin darse cuenta que unos metros más adelante alguien detendría su marcha.
El tipo tropezó, con qué no lo sé, y rodó un tramo. Se levantó aturdido y su cara mostraba miedo y admiración pues no tropezó con el pavimieto; el responsable fue alguien más.
El infeliz lo vio ante él, se levantó y no pudo apartar su mirada de tal belleza. Cubierto por un manto blanco y llevando una máscara con cavidades únicamente para los ojos, Larzod apareció frente al tipo extendiendo sus enormes alas.
El sol brillaba en lo alto, sin embargo en un instante todo se oscureció, una luz se encendió por encima del ángel y el desdichado salió corriendo ante el temor de semejante aparición.
Nosotros vimos todo y logramos capturar una foto de el momento justo en que Larzod dejó ver su poder angelical.
Segundos después todo volvió a la normalidad y al parecer nadie se percató de lo sucedido. La gente parecía igual de indiferente que siempre y absolutamente ninguno se cuestionaba sobre lo que instantes antes sucedió. Todo indicaba que sólo mi novia y yo habíamos sido testigo de tan magnífico encuentro. Caminamos despacio, nos acercamos al lugar del siniestro y ahí estaba, el ángel guardián permanecía en su sitio, más sin embargo ya no estaba solo pues junto a él aparecieron ejemplares del libro Ángel Caído Sephyro: El Canto Segundo. ¿Pero por qué? ¿Acaso Larzod desea que los humanos conozcan la misión de su protegido, Liutprando?... es muy probable.
Si desean ver a este ángel guardián con sus propios ojos, pueden visitarlo en el Sanborns ubicado sobre Eje Central Lázaro Cárdenas esquina con Tacuba en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
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